En ese momento me encontraba sentado frente a la puerta, cuya salida de la UNAM es a su vez la entrada del CUC, de cara a la avenida principal de ciudad universitaria. Aguardaba con impaciencia a que ella llegara.
Me daba la impresión de que el tiempo se me escurría de las manos, hacia más de dos años que no la veía, incluyendo el tiempo en el que la creí muerta. A cada minuto la agonía se apoderaba de mí ser.
¿El que no llegase, sería el adiós que necesito? -Me cuestione.
En ese momento sentí como la idea se esparcía por mi mente, poco a poco esta se hacía más intensa y avanzaba cada vez más rápido. Como el sonido producido por las teclas de un piano que progresivamente se repiten con mayor intensidad provocando que se escuche la melodía. Una melodía lacónica que resonaba en lo profundo de mi subconsciente.
Por un momento me quede observando a las personas que atravesaban la puerta la idea de que la puerta no distaba tanto del corazón, como yo creía, esa idea comenzó a resonar en mi cabeza, las personas atraviesan la puerta como los recuerdos entran y salen de la memoria y si estos son necesarios a pesar de haber permanecido por mucho tiempo fuera en algún momento regresan atravesando la puerta. Los recuerdos son la vía que conduce al corazón, transportan sentimientos que nos mantienen consientes y nos permiten saborear la existencia. Esa es para mí la puerta del corazón y la llave de la memoria.
y ….ella llegó?