Camino por el tiempo. Como todos, vivo, pienso; confió en que mi existencia sea real. No pretendo un discurso existencialista pero es por la causa que es importante mencionarlo. Mucho se ha dicho ya, sobre la vida, sin embargo poco se sabe en realidad. Como grupo de individuos “pensantes, dígase sociedad, llevamos pensando, tan sólo 7000 años, en comparación con la Tierra, un pestañeo del hombre, a pesar de ello aún no tenemos y probablemente no tendremos todas las respuestas a las grandes preguntas.
Plantearse el morir para la mayoría se no es difícil, pues por defecto se ama la vida, en contrapunto, plantearse el vivir eternamente es aún más sencillo, desgraciadamente, no es del todo fácil, pues podemos aludir a innumerables argumentos a tomar en cuenta. Sí dejamos de lado el “yo”, siempre estará, el “yo” empero a partir de alguien más, es por ello que planteo que la muerte, es como un discurso. Puede ser corto ó largo, puede estar bien ó mal redactado, incluso puede gustar sin embargo no gustarte, pues depende de lo que hagamos antes de escribirlo, pero como se suele decir acertadamente: la vida es eso que pasa, mientras se escribe.